Un proyecto europeo denominado NANOGLOWA («Nanomembranas contra el calentamiento global») trata de dar con un modo nuevo de capturar las emisiones de CO2 de las centrales de energía con la ayuda de la nanotecnología. Las membranas nanoestructuradas podrían reducir el consumo energético y los costes que acarrea la captura de carbono, lo que la haría más atractiva que la tecnología existente. Europa produce un gigatón de dióxido de carbono al año que va a parar a la atmósfera. Alrededor de un tercio de esto procede de centrales energéticas que emplean combustibles fósiles. La tecnología para la captura y el almacenamiento de carbono (CCS) podría reducir esas emisiones en hasta un 90%. Consiste en almacenar el carbono capturado con esta tecnología bajo tierra, por ejemplo en campos de gas y acuíferos vacíos. Entre los métodos posibles de captura figuran la absorción y el enfriamiento no selectivo. Durante el proceso de absorción, los gases de combustión (que contienen principalmente nitrógeno, agua, partículas de polvo y, por supuesto, CO2) fluyen por varias cubas en las que el dióxido de carbono se liga con aminas. Sin embargo, esta tecnología de depuración dista de resultar ahorrativa en cuanto a costes y gasto energético, ya que puede consumir hasta el 25% de la energía real producida, y requiere grandes instalaciones y cantidades de productos químicos, según informa el equipo de NANOGLOWA. En cambio, la separación de CO2 mediante membranas consumiría tan sólo hasta el 8% de la energía producida y disminuiría los costes en cuanto a instalaciones. Sin embargo, antes de eso hay que crear membranas adecuadas. Actualmente se están desarrollando de forma simultánea cinco tipos distintos de nanomembranas en el marco del proyecto mencionado: - membranas de polímeros: - - membranas de transporte por difusión, copolímeros de bloque; - - membranas fijas de tipo portador, acetato de celulosa o poliamidas; - - membranas ionoméricas de alto voltaje, materiales modificados eléctricamente; - membranas de carbono: - - membranas de carbono de tipo tamiz molecular; - membranas cerámicas. Mientras que las membranas poliméricas son baratas, parecen dilatarse al entrar en contacto con el CO2 a presión alta, por lo que puede reducirse considerablemente la selectividad y, por tanto, la eficacia. En cambio, las membranas de carbono están bastante desarrolladas y ofrecen una buena selectividad, según el equipo de NANOGLOWA, si bien podrían resultar contaminadas por los gases de combustión de la central energética. Por último, las membranas cerámicas son muy estables y presentan una gran longevidad, ya que responden bien a condiciones extremas como las temperaturas altas. Tras su desarrollo en laboratorios universitarios, estas membranas se pondrán a prueba en centrales de energía piloto durante el quinto y último año del proyecto (2011). El proyecto NANOGLOWA reúne a veintiséis organizaciones, entre las que figuran seis universidades y cinco operadores de centrales energéticas, así como empresas industriales y PYME (pequeñas y medianas empresas) de catorce países europeos. Este proyecto recibe fondos por valor de 7 millones de euros del Sexto Programa Marco de la Comisión Europea. Los costes totales ascienden a 12,5 millones de euros.
Para obtener más información, visite: http://www.nanoglowa.com/
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