Los investigadores saben que algunos materiales se pueden contraer al someterse a la corriente eléctrica. Eso los hace idóneos para construir músculos artificiales para robots, y efectivamente se los empleó con ese fin durante años. No obstante, la utilización de la nanotecnología al parecer le dio un gran giro de tornillo a esta cuestión. Unos renglones, publicados en la revista Science por científicos de la Universidad de Texas, detalla cómo un sólido sutil y poroso –un aerogel de nanotubos de carbono- es capaz de moverse 1,000 veces más veloz que el músculo de un ser humano al excitarlo por cierta corriente eléctrica.
Dicho material increíble, en el que los nanotubos sustituyen a las fibras musculares que mueven a los seres vivos, pesa apenas 1.5 miligramos por cada milímetros cúbicos. Todo indica que estos súper músculos tienen la posibilidad de efectuar el mismo trabajo de los servomotores (actuadores de un robot tradicional), pero brindándoles más fuerza y agilidad con sólo una pequeña parte de su peso. Uno de los mayores obstáculos para los constructores de robots es su peso elevado, que exige usar buena carga de sus baterías sólo para trasladar el mismo peso del trasto. Este tipo de aerogel podría acabar con aquel escollo.
La temperatura a la que funcionan los prototipos es sorprendente. En tanto que los chips de silicio o motores eléctricos solamente operan en un rango modesto de temperaturas (de -20 a 150 Cº), estos músculos aguantan temperaturas tan reducidas como -196 Cº o tan elevadas como 1,538 Cº. Si el puñetero de Terminator hubiera contado con músculos de esa clase, tal vez los Connor hubiesen padecido más en librarse de éste.
Además de ligeros y resistentes, son rápidos. De acuerdo a lo que se lee en Science, estos súper músculos pueden expandirse a 37,000% en un segundo, cifra realmente asombrosa. Incluso, los autores del descubrimiento comparan su dureza con la de un diamante, sirviendo así para el reemplazo de los sistemas electromecánicos e hidráulicos de los robots industriales.
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