Según un artículo publicado esta semana en Technology Review, una empresa biotecnológica de reciente creación afirma que la gasolina podría ser el biocombustible del futuro.
La empresa LS9, de san Carlos, California, fundada por el genetista George Church, de la Facultad de Medicia de Harvard, y el biólogo Chris Somerville, de la Universidad de Stanford, ha descrito por primera vez cómo está induciendo a una serie de bacterias a producir hidrocarburos que se podrían procesar para obtener combustibles similares a los elaborados a partir del petróleo.
La empresa había anunciado, previamente, que estaba trabajando en lo que ellos denominan "petróleo renovable", pero ha sido en el congreso de la Society for Industrial Microbiology celebrado el lunes, donde la compañía ha hablado abiertamente de sus logros: ha modificado con ingeniería varias bacterias, incluida la E. coli, para producir cadenas de hidrocarburos a medida.
Para ello, la compañía está utilizando herramientas del campo de la biología sintética para modificar los mecanismos genéticos utilizados por bacterias, plantas y animales para elaborar ácidos grasos, una de las formas principales de almacenamiento de energía de los organismos. Los ácidos grasos son cadenas de átomos de carbono e hidrógeno unidos con una disposición concreta, y enlazados en un extremo con un grupo de ácido carboxílico formado por carbono, hidrógeno y oxígeno. Si se elimina el ácido, el resultado es un hidrocarburo que se puede convertir en combustible.
En algunos casos, los investigadores de LS9 utilizaron técnicas estándar de ADN recombinante para insertar genes en los microbios; en otros casos, rediseñaron genes conocidos con un ordenador y los sintetizaron. Las bacterias resultantes producen y excretan moléculas de hidrocarburos con la longitud y estructura molecular deseadas por la compañía.
Según Stephen del Cardayre, bioquímico y vicepresidente de investigación y desarrollo de LS9, la compañía puede producir cientos de moléculas de hidrocarburos diferentes. El proceso puede dar lugar a petróleo crudo sin el contaminante sulfuro que contiene gran parte del petróleo extraído del suelo. El crudo se llevaría, a continuación, a una refinería estándar para procesarlo y obtener combustibles para automóviles, aviones, etc.; o cualquier otro producto derivado del petróleo.
El próximo año, LS9 construirá una fábrica en California para probar y perfeccionar el proceso. La compañía espera poder vender biodiesel mejorado y biocrudos sintéticos a las refinerías para su posterior procesado en unos 3-5 años.
Sin embargo, LS9 no es la única compañía en esto. Amyris Biotechnologies, de Emeryville, California, también está utilizando genes de plantas y animales para hacer que unos microbios produzcan combustibles y, según Neil Renninger, vicepresidente senior de desarrollo y uno d elos fundadores de la empresa, Amyris también ha creado unas bacterias capaces de producir combustibles basados en hidrocarburos renovables. La diferencia es que, mientras que el biocrudo de LS9 debe ser procesado posteriormente en una refinería, Amyris trabaja en la obtención directa de combustibles.
Amyris está desarrollando también una fábrica piloto que espera completar a finales del próximo año, y también espera empezar a comercializar sus productos en unos 3 ó 4 años.
Además, ambas compañías pretenden mejorar sus bacterias para incrementar su eficacia y afirman estar trabajando en la optimización de sus respectivos procesos de producción globales.
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