Según un artículo publicado el 30 de mayo de 2006 en la versión en línea de Technology Review, un nuevo material podría ser la solución para las regiones áridas en las que el acceso al agua potable es limitado.
Los científicos han dado a conocer numerosas aplicaciones para las superficies superhidrofílicas (que atraen el agua) y superhidrofóbicas (que la repelen) entre las que se incluyen, por ejemplo, lentes y parabrisas que no se empañan o cristales y prendas de ropa autolimpiables. Lo sorprendente es que, mediante un proceso de fabricación sencillo y versátil, un grupo de científicos del departamento de ingeniería y ciencias de los materiales del MIT ha conseguido reunir estas dos características totalmente opuestas en una única superficie.
Para obtener este nuevo material, Robert Cohen, Michael Rubner y sus colegas construyeron primero una lámina nanoestructurada formada por capas alternas de polímeros con carga positiva y negativa y nanopartículas de sílice. Debido a la estructura de la lámina y a un revestimiento de fluorosilano céreo, el agua se separa en gotas con forma de esferas casi perfectas que resbalan fácilmente por la superficie. Posteriormente, añadieron las regiones superhidrofílicas (a las que se pega el agua), aplicando un polímero de naturaleza hidrofílica en las zonas elegidas.
Esta capacidad de fabricar superficies con unas zonas que atraen con fuerza el agua y otras que la repelen podría derivar en un método eficaz para recoger agua potable, algo extremadamente beneficioso en regiones áridas, donde el acceso al agua potable es difícil y considerablemente reducido.
Para ello, las zonas hidrofílicas del material captarían la humedad del aire y reunirían las gotas de agua, acumulándola hasta que alcanzase las zonas hidrofóbicas, por donde resbalaría hasta un canal de recogida.
Según Andrew Parker, biólogo de la Universidad de Oxford y del Museo de Historia Natural de Londres, esta nueva tecnología inspirada en el escarabajo del desierto “multiplicaría por diez el agua recogida, en comparación con las ineficaces mallas de fibra de polipropileno utilizadas actualmente por los habitantes de estas regiones áridas”. Si hubiera un modo sencillo de añadir este nuevo material a los tejados de las casas de este tipo de regiones, se podría garantizar fácilmente el suministro de agua, afirmó.
Pero la idea de Rubner va más allá, al añadir a la zona hidrofílica un agente antibacteriano que descontamina el agua a medida que ésta se va acumulando, de modo que el agua recogida finalmente es potable y apta para consumo. Mediante esta técnica, los investigadores lograron eliminar las bacterias dañinas más comunes en tan solo 4 minutos.
Este material se podría utilizar también en la fabricación de nuevos tipos de dispositivos de pruebas médicas y síntesis químicas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario