En un artículo publicado en la edición de septiembre de Carbon, los investigadores de la Universidad de Monash y la Universidad de Rice en los EE.UU. afirman que sus hallazgos con láminas de grafeno extremadamente delgadas podrían implicar cambios de paradigma en el desarrollo de los recubrimientos anticorrosivos.
El grafeno es una capa microscópicamente delgada de átomos de carbono. Actualmente, se utiliza ya en cosas como las pantallas de los teléfonos inteligentes y está captando la atención de las investigaciones por sus posibilidades como medio de aumentar la resistencia de los metales a la corrosión.
Una capa tan delgada que es invisible para el ojo humano ha demostrado hacer que el cobre se vuelva casi 100 veces más resistente a la corrosión, lo que supone un enorme potencial para la protección del metal, incluso en entornos hostiles. Una extensión tan considerable de la vida útil del metal podría implicar un ahorro enorme en los costes para muchas industrias.
Los recubrimientos poliméricos que se usan a menudo en los metales se pueden rayar, comprometiendo su capacidad de protección. Sin embargo, la capa invisible de grafeno -aunque no modifica el aspecto ni el tacto del metal- es mucho más difícil de dañar.
Los investigadores aplicaron el grafeno al cobre a temperaturas de entre 800 y 900 grados, utilizando una técnica conocida como deposición química de vapor y lo probaron en agua salina. Los experimentos iniciales se limitaban al cobre, pero los investigadores afirmaron tener en curso una investigación sobre el uso de la misma técnica con otros metales.
El grupo de investigación no sólo esta estudiando diferentes metales, sino también está investigando la manera de aplicar el recubrimiento a temperaturas más bajas, lo que simplificaría la producción y aumentaría las posibilidades de mercado.
Fuente: Physics dot org
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