Las nanopartículas se encuentran ahora en más de 1.000 artículos que se venden en el mercado y existen más de 500 empresas suizas que utilizan estas nuevas tecnologías en la investigación o en la producción; aunque sin que los ciudadanos sean plenamente conscientes de ello. Tampoco hay estudios en profundidad sobre los efectos que estas sustancias pueden ocasionar en la salud y el medio ambiente. Para ello se acaba de inaugurar una exposición itinerante en el oeste de Suiza que realizará una gira por el país durante 2012.
Experimentos en animales han revelado efectos adversos en el sistema respiratorio. O, en el caso de las nanopartículas de dióxido de titanio (utilizadas en los protectores solares), se han encontrado como causantes del desarrollo de un tumor en ratones.
Por el momento, la investigación toxicológica está en una fase embrionaria y por tanto es difícil establecer normas más estrictas para el comercio en Suiza y en el extranjero.
Las industria deben demostrar que estas sustancias que están en el mercado son realmente inofensivas, especialmente en lo que atañe a los productos cosméticos o, en general, a todos los productos que entran en contacto con el cuerpo humano. No solo eso, los ciudadanos tienen derecho a saber qué productos contienen nanopartículas. Se trata de una cuestión de transparencia y libertad de elección del consumidor.
Fuente:
http://www.swissinfo.ch/spa/ciencia_tecnologia/Nanotecnologia_bajo_la_lente_de_los_consumidores.html?cid=31577508
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