Investigadores del Centro de Investigación en Nanociencia y Nanotecnología (CIN2) de Cataluña han patentado un biosensor, parecido a uno de los medidores de glucosa que usan los diabéticos, que permite identificar y medir la cantidad de células cancerígenas que hay en una muestra biológica.
El sistema, según explica Alfredo de la Escosura, uno de los coatures del trabajo que ha publicado la revista Analytical Chemistry, se basa en que las células cancerígenas producen unas proteínas específicas. “Hay ya muchas identificadas”, indica De la Escosura. Este carácter es el que que permite detectarlas. Y aquí viene la clave del sistema.
Si se trata un conjunto de células con anticuerpos de esas proteínas cancerígenas, los primeros se unirán a las segundas, como hace una llave con su cerradura. Pero, en este caso, no se han fabricado llaves normales. Al hacerlas se les han integrado por un mecanismo de bioabsorción nanopartículas de oro. No se trata de un adorno. Estos átomos metálicos serán la clave para el funcionamiento del aparato.
Porque al proceso le queda un último paso: si a ese complejo se le añade un ácido, se producen una serie de reacciones químicas que se pueden medir en el electrodo. Y su intensidad produce una corriente eléctrica que se puede convertir fácilmente en un número, de manera que se sabe no sólo que ha habido reacción, sino cuánta ha habido. O, lo que es lo mismo, no sólo se verifica si hay cáncer, sino que también se puede calcular la concentración de células tumorales.
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