Prevención de nanopeligros
Para que el paso de la nanociencia a la nanotecnología sea sostenible, es importante que los problemas relacionados con los riesgos, tanto en cuanto a exposición como en cuanto a posibles nanopeligros, se solucionen antes de la comercialización.
Para encontrar un enlace entre los nanopeligros y su prevención (que no requiera que haya pasado ya algo peligroso), necesitamos desarrollar nuevas capacidades predictivas basadas en propiedades físicas fundamentales. Ya disponemos de algunas pistas sobre dónde buscar, como la fuerte relación existente entre los nanopeligros y la reactividad de las superficies de las nanopartículas. También sabemos que la reactividad de las nanopartículas puede exhibir un alto grado de selectividad que depende considerablemente del material (tanto de su composición como de su fase sólida), el tamaño (ratio superficie-volumen) y la forma (nanomorfología).
Por tanto, combinar las mediciones de reactividad con el modelado de la nanomorfología puede abrir nuevas vías hacia la prevención. Estas vías aprovechan la distribución natural de los posibles valores resultantes de la dispersión de tamaños, formas y químicas de superficie exhibidos por muestras reales, proporcionando, al mismo tiempo, una visión de los mecanismos subyacentes implicados. La clave aquí está en adoptar una estrategia basada en los puntos fuertes de cada enfoque.
Para encontrar un enlace entre los nanopeligros y su prevención (que no requiera que haya pasado ya algo peligroso), necesitamos desarrollar nuevas capacidades predictivas basadas en propiedades físicas fundamentales. Ya disponemos de algunas pistas sobre dónde buscar, como la fuerte relación existente entre los nanopeligros y la reactividad de las superficies de las nanopartículas. También sabemos que la reactividad de las nanopartículas puede exhibir un alto grado de selectividad que depende considerablemente del material (tanto de su composición como de su fase sólida), el tamaño (ratio superficie-volumen) y la forma (nanomorfología).
Por tanto, combinar las mediciones de reactividad con el modelado de la nanomorfología puede abrir nuevas vías hacia la prevención. Estas vías aprovechan la distribución natural de los posibles valores resultantes de la dispersión de tamaños, formas y químicas de superficie exhibidos por muestras reales, proporcionando, al mismo tiempo, una visión de los mecanismos subyacentes implicados. La clave aquí está en adoptar una estrategia basada en los puntos fuertes de cada enfoque.
Fuente: EuroResidentes
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