Entregar fármacos directamente a las células
cancerígenas, dejando intactas a las sanas y evitando así los devastadores
efectos secundarios de la quimioterapia, es hoy una realidad.
El genio se llama Robert Langer y dirige en el
MIT uno de los más prestigiosos laboratorios de ingeniería biomédica del mundo.
"Cuando realizaba una estancia
post-doctoral con el Dr. Judah Folkman en el Hospital Infantil de Boston, allá
por los años 70, descubrimos las propiedades anti-cancerígenas del cartílago de
tiburón; pero lo que más despertó mi curiosidad es que los medicamentos más
prometedores contra el cáncer, que funcionaban con células en cultivo, eran
ineficaces al introducirlos en el organismo: las enzimas los degradaban en
cuestión de minutos" Dijo Langer. Robert se dio cuenta de que en muchas
ocasiones el problema no estaba realmente en el fármaco,
sino en la forma de administrarlo por lo cual debían buscar nuevas maneras de
administrarlo.
Los "mensajeros" desarrollados por
Robert Langer comenzaron tomando forma de redes de polímeros, con poros de
tamaño nano métrico. Posteriormente fueron evolucionando hasta derivar en nano
partículas y otros sofisticados dispositivos. Su más reciente descubrimiento,
de un microchip capaz de efectuar la liberación programada del fármaco y de ser
controlado remotamente desde el exterior, promete una revolución sin
precedentes en la medicina.
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