Según Zhu, numerosas ventanas de las iglesias de toda Europa eran decoradas con vidrio coloreado con nanopartículas de oro. "Durante siglos, las personas apreciaron las hermosas obras de arte, y la larga vida de los colores, pero sin darse cuenta de que dichas obras son también, en lenguaje moderno, purificadores de aire fotocatalíticos con catalizador de oro nanoestructurado".
En partículas muy pequeñas, el oro se vuelve muy activo con luz solar, explicó Zhu. "El campo electromagnético de la luz solar puede combinarse con las oscilaciones de los electrones de las partículas de oro y crear una resonancia". El campo magnético de la superficie de las nanopartículas de oro se puede incrementar hasta 100×, dividiendo las moléculas de los contaminantes, señaló.
La traducción le pertenece a Euroresidentes, la noticia proviene de Small Times
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