lunes, 17 de septiembre de 2007

Juego de niños

Precisamente el pasado 2 de noviembre se publicaban, en la revista Science, los resultados del estudio de un ingeniero químico estadounidense que había descubierto un método para construir "hilos" de partículas ensambladas de forma espontánea y capaces de conducir la electricidad en un medio líquido. Para el ensamblaje, el doctor Orlin Velev aplicó la dielectroforesis sobre nanopartículas metálicas, concretamente de oro. Construir circuitos eléctricos de este tipo en un medio líquido conlleva multitud de posibles aplicaciones bioeléctricas derivadas de la conexión eléctrica de células y tejidos vivos entre sí, o de células con electrodos. Unas semanas antes, la revista Nature había dado a conocer otro importante avance en este campo. ., investigador del Instituto de Ciencias Materiales de Japón, acababa de idear un mecanismo por el que moléculas de porfirina se ensamblaban sobre una superficie de oro para formar estructuras de hasta 100 nanómetros de longitud. "El procesamiento mecánico a nivel atómico es extraordinariamente complejo - explicaba Takashi - Sin embargo, el ensamblaje de moléculas y átomos para formar nanoestructuras es aparentemente más sencillo, máxime si esas nanoestructuras se construyen de manera espontánea y a nuestra voluntad". Cambiando el número y la posición de las subunidades o moléculas sintetizadas químicamente, los científicos japoneses demostraban que también era posible controlar la forma exacta de las estructuras construidas por estas moléculas. Vistas bajo el microscopio de efecto túnel, las estructuras nanométricas parecían piezas de legos moleculares autoensambladas. Este tipo de construcción sobre superficie es totalmente diferente al que se desarrolla en el autoensamblaje en soluciones líquidas, y su uso parece ser especialmente indicado para el diseño de aparatos y circuitos electrónicos. Movimiento en la escala molecular Autonomía, organización, autoensamblaje,... La evolución actual de la nanotecnología nos aproxima a un concepto que parece cada vez menos lejano: el de Vida Artificial. Bajo este sugerente nombre se engloba la realización de comportamientos similares a la vida en sistemas creados y fabricados por el hombre (artificiales), creando "poblaciones" de entes semiautónomos, aunque estos sean diminutos dispositivos nanoscópicos. Una vez conquistada la capacidad de autoensamblaje los científicos planean llegar más allá y conseguir que esos dispositivos sean capaces de autorreplicarse, es decir, de crear otros dispositivos idénticos a ellos. Hablamos entonces de lo que podría definirse como una capacidad de "reproducción" o "clonación" artificial, un objetivo al que no le faltan detractores entre los científicos, como tampoco expertos que se afanan en demostrar la viabilidad de la existenca de máquinas autorreplicantes en un futuro no muy lejano. Con el diseño a nivel molecular, el hombre decidirá y definirá cómo quiere que sean los nuevos materiales, aparatos, ordenadores y circuitos... El resto del proceso de fabricación, según parece, quedará en manos de las propias moléculas.

Fuente: http://www.cienciadigital.es/hemeroteca/reportaje.php?id=32

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